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Fundación Ecosistemas Secos de Colombia

¿Sabías que hoy sólo sobrevive el 8% de la cobertura original de bosques secos que había en Colombia? Este ecosistema es el más amenazado y, paradójicamente, el más desconocido del país. Es por esto que hace 15 años nació la Fundación Ecosistemas Secos de Colombia, una ONG entregada a la conservación de estos espacios y la protección de la calidad de vida de todas las especies que los habitan, como el el tití cabeciblanco y el mono aullador.

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El mono tití cabeciblanco es endémico del Caribe y está en vía de extinción, en estado crítico.

Esta fundación se encuentra en la región Caribe, pues allí está la mayor cobertura de bosque seco de Colombia. Según Gina Rodríguez, la fundadora y directora, solamente el 5% de las 720.000 hectáreas que existen de este ecosistema se encuentran en área protegida, lo que corresponde a 3.500 hectáreas.

La idea de crear esta ONG nació en 2003, cuando Gina hacía su tesis de pregrado en Biología en la Universidad Nacional de Bogotá, y vio que era necesario desplegar acciones frente al deterioro de los ecosistemas secos, así como la falta de información sobre estos.  Para ello, se unió con tres compañeras de la universidad: Sandra Paola Reyes, Lina Katherine Vergara y Alexandra Hernández. Hoy quedan dos personas del equipo original: Sandra Paola y Gina, quienes lideran el staff de la fundación, conformado por unas diez personas, y a sus demás colaboradores, quienes trabajan con la organización de acuerdo a los proyectos que se estén realizando. En 2008 se unió otra pieza clave de la fundación: Karina Banda, también bióloga. Su sede administrativa y operativa se encontraba en Bogotá, pero en vista de la pertinencia de operar en el Caribe colombiano, desde 2008 enfocaron allí sus acciones y desde octubre de 2017 trasladaron también lo administrativo a Barranquilla.

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¿Por qué está en riesgo el bosque seco colombiano? Gina Rodríguez explica que hay dos factores principales: la tala de árboles para adaptar el suelo a la agricultura y la ganadería, pues este suelo es altamente fértil para tales fines, y la minería. Es por esto que los proyectos que se hacen en la fundación tocan temas de investigación, conservación, uso responsable y restauración de ecosistemas secos, y se ejecutan en alianza de tipo institucional con distintas organizaciones: internacionales, universitarias, estatales, entre otras. Estos se han ejecutado en casi toda la región Caribe pero también en Boyacá, Norte de Santander, Cundinamarca y Tolima, y responden a cuatro líneas programáticas: cooperación y transformación, biodiversidad y conservación, gestión y promoción social, gestión ambiental y uso sostenible.

Hoy, la ONG está en proceso de crear la quinta área protegida de bosque seco, en Atlántico, la cual se sumaría a las demás: otras tres en Atlántico y una en Bolívar. Estas últimas suman 5600 hectáreas y fueron declaradas áreas protegidas en alianza con la Corporación Autónoma Regional del Atlántico. Dos de estas, en Atlántico, son Distritos Regionales de Manejo Integrado, que permiten acciones de uso sostenible; dos corresponden a parques naturales regionales, donde la ejecución se concentra en la conservación  y restauración del ecosistema. Además, esta ONG trabaja de la mano del Instituto Alexander Von Humboldt y desde hace tres años se encuentra apoyando la implementación del inventario forestal nacional en la región Caribe, proyecto que lidera el IDEAM.

Pero su labor no se limita a lo ambiental. Conscientes de la importancia de la articulación de dinámicas en el desarrollo, en la Fundación Ecosistemas Secos de Colombia también hacen proyectos de restauración participativa, enfocados en el plano social, creando corredores de conectividad para la conservación. Consiste en un trabajo conjunto entre las poblaciones campesinas del Caribe.   De esta forma, se logra el fomento de la seguridad alimentaria de los campesinos, se restauran los predios que estos poseen y donde tienen sus cultivos, se crean viveros comunitarios  para las distintas especies y se hace planificación predial participativa. Su implementación ha sido en el departamento del Atlántico, en la Reserva Forestal Protectora El Palomar, y en Bolívar, en el municipio de San Juan Nepomuceno.

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En la medida que la fundación trabaja por el medio ambiente y las poblaciones locales, fomenta el empleo local y recibe el apoyo de expertos que fungen como consultores en cada proyecto. Cuenta Gina que por cada proyecto se contratan unos diez consultores, entre los que se encuentran ingenieros forestales, sociólogos, agrónomos,  administrativos, economistas y biólogos con distintos enfoques, como botánicos, zoólogos,  ecólogos, especialistas en ecosistemas y en planificación regional. Con base en su trayectoria, Gina comparte que el mercado laboral en Colombia ha mejorado en los últimos años y se muestra optimista frente al trabajo de la mano con las comunidades locales para el apoyo de la autogestión. En cuanto al campo ambiental, asegura que hay mucho por hacer en el país pero es necesario conectar a todas las organizaciones dedicadas a temas de conservación y manejo para que cooperen entre sí. Por su parte, la fundación suele trabajar más de la mano de organizaciones estatales que internacionales, a pesar de que estas también son cruciales para su gestión.

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Una de las mayores gestiones de la fundación ha sido el Congreso Internacional de Ecosistemas Secos, el cual lideraron en 2008 en su tercera edición, en Santa Marta. La respuesta del público fue sorprendente para la organización, pues asistieron 540 personas de 18 países, lo que evidencia que la comunidad internacional tiene un gran interés en este ecosistema. Es por esto que la fundación es la encargada de liderar, junto con el Instituto Humboldt y la Universidad del Norte, la sexta edición de este congreso, que será en Barranquilla, en noviembre de 2019. Es una oportunidad clave para la divulgación de proyectos relacionados con la conservación ambiental y las formas de restauración del bosque seco no sólo en Colombia, sino en todo el mundo.

Adicionalmente, la fundación tiene un programa de voluntariado mediante el cual acompaña y apoya las tesis de grado de estudiantes de varias universidades. Aportan con capacitación, supervisión logística y acompañamiento en trabajo de campo. Para esto, han recibido estudiantes del Jardín Botánico de Edimburgo, de la Universidad del Atlántico y de la Universidad Industrial de Santander.

Entre las organizaciones con las que la Fundación Ecosistemas Secos de Colombia ha hecho alianzas, se encuentran el Instituto Humboldt, la Fundación Proyecto Tití, la Universidad del Norte, la Universidad del Atlántico, la Universidad de Cartagena, la Universidad del Magdalena, las Corporaciones Autónomas Regionales, el Ministerio de Medio Ambiente, el Jardín Botánico de Edimburgo, la Universidad Industrial de Santander, The Nature Conservancy, el Fondo para la Acción Ambiental, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, Patrimonio Natural, Parques Nacionales y el Zoológico de Barranquilla.

¿Y cómo articular todas las iniciativas sostenibles? Gina asegura que el campo es el punto de partida para conectar la economía sostenible, pues métodos como la minería o la ganadería masiva no tienen en cuenta las necesidades locales en las poblaciones colombianas.  Este reto de articulación puede ser asumido desde una perspectiva de autoapropiación, lo que, según Gina, es el camino hacia una economía estable, el fin de la pobreza, el aprovechamiento de recursos de forma responsable y la seguridad alimentaria de los habitantes de cada región.

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