
Los empleos verdes son de nuevo una esperanza en tiempos de crisis
El concepto de empleo verde nace en una época con desafíos sociales importantes y se refuerza con la crisis económica de 2008
En septiembre de 2008, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y la Confederación Sindical Internacional (CSI), con la intención de abordar las cuestiones apremiantes por las que pasaba el mundo, dieron paso al concepto de empleo verde como una esperanza de la humanidad para poder hacer frente a dos de los desafíos más determinantes del siglo XXI, i) un desafío social principalmente causado por la pobreza y el desempleo y ii) la degradación ambiental y su empeoramiento por el cambio climático. (PNUMA, 2008)
Un mes más tarde, vino la recesión económica con la crisis bursátil mundial, lo cual dejó presiones inflacionarias, déficits fiscales y millones de desempleados en el mundo, esto hizo que el tema de empleos verdes cobrara mayor relevancia en un escenario post-crisis.
En 2019 se estableció lo que hoy se conoce como el “Nuevo acuerdo verde global” o “Global Green New Deal”, el cual fue liderado por una comisión del PNUMA y en donde se evaluó si las respuestas que se iban a dar a la crisis estimularían realmente una economía sostenible post-recesión para el mediano y largo plazo, o si quizás era importante invertir en la construcción de esa sostenibilidad futura y de la misma manera estimular el crecimiento económico, el empleo y la lucha contra la pobreza (PNUMA, 2009).
Más tarde, 34 países firmaran una Declaración sobre Crecimiento Verde en la que manifestaron que fortalecerían sus capacidades para trabajar en estrategias de crecimiento verde, con las que pudieran responder a la crisis, reconociendo que el respeto y la protección del medio ambiente y el crecimiento económico pueden ir de la mano, de manera que a su vez puedan preservarse los recursos para las generaciones futuras (OCDE, 2011).
Era claro que hacer inversiones verdes y orientarse a una transición verde tendría un efecto muy positivo en el empleo en el largo plazo, sin embargo, sería cada vez más necesario vincular a los mercados laborales para que los trabajadores pudieran participar de una nueva economía verde, de allí que promover los empleos verdes se volviera prioridad.
¿La historia se repite tras 12 años de la última gran crisis?
Parece increíble que 12 años después, estemos viviendo mundialmente otra crisis económica, hoy causada por la COVID-19 y la cual podría convertirse según el Fondo Monetario Internacional en la peor desde hace 90 años. Tuvimos tiempo para hacer las cosas diferente, para impulsar una verdadera transición verde, pero el deterioro en el medio ambiente es cada vez más notorio.
Aunque el panorama luce desalentador, tal como ocurrió en 2008, una recuperación económica verde sigue siendo una de las mejores y más importantes apuestas de los gobiernos del mundo y detrás de la pandemia y sus terribles efectos a nivel social y económico, viene una problemática de la cual no podemos seguir siendo ajenos, la crisis climática.
¿Valdrá la pena seguir asumiendo una posición reactiva? ¿tendrían nuestros gobiernos y nuestras sociedades la capacidad de responder a una nueva crisis producto de eventos climáticos recurrentes que suponen daños mayores para garantizar nuestros medios de vida?
No es momento para seguir dilatando los compromisos internacionales de la Agenda a 2030, la recuperación esta vez debe ser diferente y más si con ello se podrá garantizar nuevas formas y oportunidades de empleo decente, pero esto requerirá de líderes políticos con ímpetu, que prioricen los sectores verdes y permitan a partir de normativas y políticas públicas dar mayor certidumbre a las inversiones para que prospere una economía verde, ademas son necesarios líderes organizacionales que hagan apuestas contundentes en contra el cambio climático y la degradación del medio ambiente.
Los empleos verdes nos dan una esperanza en medio de la incertidumbre de la crisis por la COVID-19
Si hay intención de los gobiernos del mundo en hacer una reactivación económica verde, estaremos dando un gran paso hacia la generación de nuevos empleos verdes, que pueden desarrollarse en muchos sectores económicos tanto a escala urbana como rural. Hay evidencia de cómo toda la fuerza laboral, desde los trabajadores que desempeñan actividades operativas hasta los más especializados tiene oportunidad de emplearse en un mercado laboral que responde a las presiones cada vez mayores sobre protección y preservación del medio ambiente.
La experiencia muestra la importante contribución que hacen los empleos verdes a un crecimiento económico bajo en emisiones en países en desarrollo ( de los más afectados por la actual crisis), al reducir la pobreza y mejorar los niveles de vida de la población, además promueven la inclusión laboral de personas en condición de vulnerabilidad.
Avanzar hacia un crecimiento verde generará millones de empleos en el mundo, pero también puede haber pérdidas de empleos ocasionadas principalmente por la desaparición de algunas actividades de los sectores tradicionales, por lo que es imperativo que a la par que se promueven los empleos verdes para superar la crisis, también se gestione una transición justa para todos, con políticas públicas coherentes y el fomento del diálogo social.
Lo que debemos superar si queremos que los empleo verdes respondan realmente a la recuperación económica que necesitamos
- Hasta ahora, la creación de empleos verdes en el mundo ha avanzado de manera más lenta que para otro tipo de empleos, lo cual frena la posibilidad de que estos contribuyan sustancialmente a la reducción del desempleo y a la inclusión laboral de la población vulnerable. Si no se priorizan, difícilmente podrá verse su gran potencial y su aporte al desarrollo sostenible.
- Parece una tarea imposible crear trabajo decente cuando hay un aumento de la economía informal y de la desigualdad en el mundo y recordemos que los empleos verdes no solo protegen y preservan el medio ambiente, deben ser empleos decentes.
- Se requiere urgentemente conocer las empresas y trabajadores que podrían afectarse por la transición a una economía verde y de aquellos que tienen que adaptar sus empleos y actividades generadoras de valor al cambio climático.
- Todavía están muy extendidas algunas prácticas empresariales que son insostenibles, pues en muchos casos continúan siendo más rentables en el corto plazo
- Las diferencias y deficiencias en términos del desarrollo de competencias de la fuerza laboral se ha convertido en un obstáculo decisivo para la prosperidad de una economía verde en países en desarrollo e incluso en grandes potencias. Sin trabajadores calificados no podrán alcanzarse fácilmente los beneficios ambientales ni los rendimientos económicos que se prevén, por lo que es importante corregir estas falencias proyectándose a las necesidades futuras.
- Son necesarios nuevos negocios verdes y fomentar modelos de negocio en sectores tradicionales que generen valor compartido y respondan a las necesidades actuales sobre el cambio climático y el medio ambiente.
- Es fundamental la voluntad política reflejada en marcos normativos estables, precios ajustados e incentivos.
- Por último, las decisiones conscientes de las organizaciones de adoptar prácticas más sostenibles y el reconocimiento de las empresas de capital de riesgo de que el desarrollo bajo en carbono trae oportunidades económicas, puede fomentar la creación de más empleo verde.
Referencias:
- PNUMA (2008). Empleos verdes: Hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de carbono
- PNUMA (2009). Nuevo Acuerdo Verde Global Informe de Política
- OCDE (2011). “Hacia el crecimiento verde, Un resumen para los diseñadores de Políticas”